es-Old is Gold - Taheya Carioca

05.08.2023

Taheya Carioca se encuentra entre las figuras más importantes de la historia del cine egipcio. Con más de 200 producciones en su currículum, no era apenas una bailarina excepcional. Taheya también fue una habilidosa actriz, habiendo participado en películas, series y obras de teatro de varios géneros, interpretando papeles sorprendentemente diferentes.

Sin embargo, detrás de su tentadora sonrisa y estatus de estrella había una mujer feroz, profundamente involucrada en los asuntos políticos de Egipto, tanto antes como después de la revolución de 1952.


SU HUMILDE ORIGEN

Taheya Carioca nació Badawiya Mohamed Ali Elnedany Karim, en la ciudad egipcia de El Ism3ileya, hija de Mohamed y Fatma. Su padre era un comerciante de barcos que se casó seis veces. A la edad de 60 años, se casó con su madre, que solo tenía poco más de veinte años. Cuando su padre murió, quedó tan impactada que apenas podía hablar. La enviaron para vivir con su medio hermano mayor, Ahmed. Cuando era niña, mostró talento para la actuación y el baile, pero su hermano, profundamente en contra de su baile, y en nombre de su reputación y el honor familiar, la golpeó repetidamente. Mientras vivió con él, fue tratada como una esclava y encadenada. Cada vez que ella intentaba escapar, él la encontraba y la torturaba aún más, hasta que un día le rapó el pelo para impedir que saliera de casa.

Al llegar a la edad de 13 años, no pudo más y, con la ayuda de su sobrino Osman, huyó a El Cairo para estar con Souad Mahassen, una conocida de su hermano.

Mahassen era, en ese momento, una famosa cantante y bailarina de Siria radicada en Egipto. Taheya pidió trabajo en el club nocturno de Souad, pero ella se negó a contratarla, debido a la mala reputación que tendría al trabajar allí. Sin embargo, muchos de los amigos de Suad conocieron a Taheya a través de visitas a su casa. Todos le aconsejaron a Souad que la pusiera en uno de sus espectáculos como corista, pero ella no lo hizo. Después de un tiempo, cedió y la puso como extra en una de sus obras, siguiendo el consejo del actor Beshara Wakim. Taheya estudió en la Escuela de Danza Ivanova antes de mudarse a la calle Mohammed Ali, que era el equivalente de Broadway en El Cairo.

Cuando Mahassen se vio obligada a regresar a Siria con su esposo, dejó Badawiya en las hábiles manos de su amiga, Badia Massabni.

Massabni era una cantante y bailarina sirio-libanesa, su casino estaba en el corazón del Cairo. Reyes y príncipes de todo el mundo, incluido el rey Farouq de Egipto, acudieron en masa al Casino Badia para escuchar las músicas más recientes y ver a las mejores bailarinas. El nombre 'Taheya' se lo dio Badia, mientras que su nombre artístico se lo dio su público, que fue testigo de su perfecta interpretación del mundialmente famoso baile carioca.

Carioca, es el nombre de una canción y baile de 1933 que apareció en la película Flying Down to Rio, con Fred Astaire y Ginger Rogers, y que atrajo la atención mundial. El coreógrafo Isaac Dickson, que trabajaba en el casino de Badia, sugirió este estilo para un solo de Taheya. Después de quedar fascinada por los ritmos brasileños, le pidió a su percusionista Zaki que tocara un ritmo similar en su tabla y así introdujo ritmos latinos en su espectáculo. A partir de entonces pasó a ser conocida como Taheya Carioca.

Pero también era conocida por su fidelidad a la auténtica música y danza orientales. Su cuerpo curvilíneo, su mirada profundamente sensual y el movimiento rítmico de sus caderas han llamado la atención del público egipcio durante décadas.

La competencia en el Casino Badia fue dura, particularmente contra Samia Gamal, quien también bailó allí al principio de su carrera, pero su estilo era totalmente diferente al de su rival profesional.


EL ASCENSO DE UNA ESTRELLA


Taheya saltó a la fama en 1940, cinco años después de unirse al grupo de baile de Badia. Sin embargo, esto le costó caro. Su hermana, Fatma, estaba casada con Aly El Gedawy, quien se divorció de ella cuando Taheya saltó a la fama. Se negó a permanecer casado con una mujer cuya hermana tenía una profesión tan "deshonrosa". Después del divorcio, Fatma dejó a su hija, Raga'a El-Gedawy, con Taheya en El Cairo.

Durante este tiempo, Egipto sufría bajo el peso del colonialismo británico y las guerras mundiales. Sin embargo, Taheya subía al escenario por la noche como de costumbre, solo como una excusa para conducir su automóvil después de su actuación, cargada con un baúl lleno de armas a Ismailia, donde acamparían los soldados voluntarios para luchar contra los británicos.


Otra anécdota famosa anterior a la independencia es que Taheya ayudó en secreto al entonces oficial Anwar Al-Sadat a esconderse de los soldados británicos.


También fue en 1952, durante el movimiento de Oficiales Libres para derrocar a la monarquía, que se casó con el oficial Mostafa Kamal Sedqy. Sin embargo, abandonó el grupo, desaprobando la intención de un golpe de estado. Juntos, Sedqy y Carioca distribuyeron en secreto panfletos incitando a las masas a rebelarse contra los Oficiales Libres.


DEL ENCARCELAMIENTO AL ACTIVISMO PERMANENTE

Cuando el gobierno descubrió los panfletos y su matrimonio secreto con Sedqy, la arrestaron, y esa fue solo su primera estadía en prisión, en 1952. Fue durante este tiempo que Taheya pronunció una de sus muchas frases famosas: "ذهب فاروق وجاء فواريق (Faruq se fue y muchos Faruqs llegaron en su lugar).


La activista de izquierda Naela Kamel dijo que fue una de las figuras que más la impresionó durante sus cinco años en prisión. Ella dijo:


"Cuando Taheya entró, toda la prisión se puso de pie. Presas políticas y de todos los tipos, durante todo el día, intentaron pasar por su celda o vislumbrar su presencia desde lejos. Funcionarios e incluso el director del penal acudieron a su celda en nombre de la paz, acogiéndola, ofreciéndole sus servicios y atendiendo sus necesidades".

Taheya usó sus privilegios para proteger a las prisioneras de las condiciones inhumanas en las que se vieron obligadas a vivir. Llegó a los titulares cuando encabezó una huelga de hambre dentro de la prisión, exigiendo derechos humanos básicos para las reclusas. Mantuvieron la huelga hasta que una comisión de derechos humanos visitó la prisión y su director fue reemplazado.


Después de su primera estadía en prisión, Taheya a menudo abría su casa a las ex prisioneras mientras se recuperaban de la reclusión. Superó sus múltiples períodos de prisión y dejó que su trabajo político influenciara sus habilidades de actuación. Apareció en películas y obras llenas de sátira política y comentarios sociales, especialmente en sus últimos años en el teatro y la televisión.

Antes de profundizarnos en el éxito de Taheya como actriz y dama de la alta sociedad, volvamos a su talento para el baile. En general, todos decían en el mundo artístico que Taheya había refinado la danza de Egipto a un nivel nunca antes alcanzado. Hasta el punto de que la danza empezó a compararse con las artes admiradas por la alta sociedad. Se sabe que comentó que en el antiguo Egipto el baile era una forma de adoración a los dioses. Es imposible enumerar los nombres de los cientos de bailarinas que aprendieron directa o indirectamente de su fantástico estilo.

Taheya solía participar de celebraciones nacionales oficiales y fiestas reales privadas. Como hablaba inglés y francés con fluidez, pudo mantener su posición entre los líderes de estados extranjeros, ayudada por su extensa biblioteca, que siempre consultaba para convertirse en la artista culta y elocuente que era.


EN EL CINE


El director Togo Mizrahi fue el primero en elegirla para una película, Dr. Farahat (1935). En 1937, apareció en Wara' Elsitar (Detrás de la cortina), dirigida por Kamal Selim.

Pronto, Taheya se convirtió en un rostro familiar como bailarina oriental hasta el punto de aparecer en siete películas en 1942, la mayoría de ellas dirigidas por Togo Mizrahi.


Sin embargo, le preocupaba que la trataran solo como una bailarina del vientre, ya que se veía a sí misma como una estrella de cine talentosa, especialmente después del éxito en el papel que le dio Togo Mizrahi en Leila, Bint El Reef (Leila, la chica de campo -1941). .

Taheya decidió producir películas para convertirse en una actriz reconocida, por lo que creó, junto con el actor Hussein Sedqy y el director Hussein Fawzi, una productora a la que llamaron Sherket Alshabab (Compañía de La Juventud). Produjeron Aheb Elghalat (1942), que marcó su primer papel principal.

A pesar del éxito de esa película, a la que siguieron otras películas, Taheya todavía necesitaba un éxito espectacular para demostrar su talento. Esto se logró en Taqyet El Ekhfa, The Concealment Cap (1944), dirigida por Niazi Mostafa.


Con el final de la Segunda Guerra Mundial, las comedias musicales comenzaron a florecer de la mano de Hussein Fawzi, Ahmed Badrakhan y Helmy Rafla.

Taheya supo insertarse constantemente en la fórmula comercial de este tipo de películas, al igual que sus compañeras Samia Gamal y Naima Akef. Ambas limitaron su trabajo a una sola persona: Samia Gamal estuvo casi siempre presente junto a Farid Al-Atrash, mientras que Naima Akef aparecía en las películas de su marido, el director Hussein Fawzi.

Taheya se destacó de ellas por colaborar con todos, ya fueran actores, productores o directores. Apareció regularmente en películas con cantantes conocidos como Mohamed Fawzi, Karem Mahmoud, Abdel-Aziz Mahmoud y también Farid Al-Atrash.



Taheya siempre ha mantenido una buena reputación entre el público, en parte porque no bailaba en clubes nocturnos conocidos, a diferencia de Horeya Mohamed, Beba Ezz-eddin y Hekmet Fahmy. La mayoría de sus números de baile se han realizado durante giras locales o internacionales. Tampoco estaba interesada en adquirir el título de bailarina de palacio, como Thuraya Salem. Incluso su ambigua relación con el rey Farouq estaba en un sorprendente pie de igualdad.


Taheya fue lo suficientemente inteligente como para mantenerse al día con los gustos cambiantes del público. Comenzó como una de las estrellas de las comedias musicales, que prevalecieron durante la década de 1940 y principios de la de 1950, pasó de los dramas sociales, en los que se destacó, a las comedias familiares en la década de 1960, donde se benefició de envejecer con gracia mientras se reservaba un lugar a sí misma en la pantalla.


A Taheya no le importó interpretar buenos papeles secundarios junto con los papeles principales. Lo hizo con Leila Mourad en Shate' al Gharam, con Aziza Amir en Qisma u Nassib, con Faten Hamama en Ibn ElHalal y con Magda en Shate' El Assrar.


De hecho, no se agobió con temas marginales que disminuyeron su enfoque en el cine. No tenía empresa, como Badia Masabni o Marie Mansour, ni entraba en política, a diferencia de Hekmat Fahmy. Y no se metió en disputas con sus competidoras, como pasaba entre Beba y Badia.

Taheya se ha casado 14 veces. La lista de sus maridos incluía al reconocido actor Rushdi Abaza,

Una de las anécdotas es que Taheya le enseñó a Rushdi a contrabandear armas y así realizar su "primer" acto de resistencia política contra el colonialismo británico.

Desafortunadamente, en un viaje al Líbano, Taheya descubrió la relación de Rushdi con una mujer francesa, en un bar de la calle Al-Hamra, en Beirut. Se produjo una pelea épica, donde Taheya arrastró a la mujer por el cabello y exigió el divorcio.

Es cierto que pasó por varios matrimonios fallidos, como el del cantante Muharram Fuad, el dramaturgo Fayez Halawa y hasta con un oficial del ejército americano que la llevó a Estados Unidos, hecho que estancó su carrera en 1947, pero Taheya quería ir a Hollywood y trabajar allí. Apareciendo en 22 películas en 1946 fue suficiente para grabar su imagen en la mente de los espectadores. Entonces, cuando regresó a Egipto después del divorcio, protagonizó seis películas seguidas y luego 28 más en los siguientes cuatro años.


Taheya era una mujer muy decidida, lo que la llevó a triunfar en el duro mundo de la danza del vientre, además de ser una gran bailarina, sin duda. Pero nadie se ha acercado jamás a su impresionante virtuosismo en los juegos de palabras, los gestos y el flirteo irónico.


Taheya se convirtió en un ídolo para rusos, estadounidenses, alemanes, ucranianos, italianos, armenios, holandeses y franceses. Todos se sintieron atraídos por la maestría artística de Taheya y demostró ser una fuente de inspiración para toda una nueva generación de bailarinas. Ha recibido numerosos premios en la industria del cine, así como en el teatro y por parte del gobierno de Egipto, pero el mejor premio que ha recibido es el amor y el respeto de su amado público en todo el mundo.

Como mujer, rompió muchas barreras, eligió una profesión severamente despreciada, crió sola a su sobrina y su último esposo le quitó todo su dinero a la fuerza. Más tarde se volvió hacia el Islam ortodoxo. Una vuelta que más bailarinas hicieron en la vejez, dejando en el olvido a sus 14 o más maridos.

Un toque personal y triste en la vida de Taheya es el hecho de que, a pesar de sus muchos matrimonios, no pudo ser madre, algo que la entristeció hasta sus últimos días. Pero esto la ha llevado a estar completamente involucrada con los hijos de sus hermanos y el resto de la familia, además de ayudar y mantener varios orfanatos, refugios y organizaciones benéficas para niños. Al final de su vida, adoptó a una niña, Atiyat Allah, "regalo de Dios".

Taheya murió el 20 de septiembre de 1999 a la edad de 79 años de un infarto. Fifi Abdo se encargó de criar a Atiyat junto con sus hijas.

Su célebre cita es un precioso mensaje para las nuevas generaciones: "Toda bailarina oriental debe expresar la vida, la muerte, la alegría, la tristeza, el amor y el odio, pero sobre todo debe tener dignidad".

Por Claudia Cenci